sábado, octubre 29, 2011

Lo que realmente quiero hacer (La terapia física y yo, Parte III)

(Nota: Esta entrada pertenece a la serie La terapia física y yo.)

Antes de conocernos en persona, la fisioterapeuta extranjera (la "gringa") y yo tuvimos varias conversaciones por Internet. En esas circunstancias, no tuvieron que pasar muchos días para que yo adquiriera la confianza suficiente para contarle, sin reservas ni decoraciones, mis apreciaciones y sentimientos acerca de la profesión de la terapia física como yo la había conocido. De forma simultánea, la gringa también sintió comodidad suficiente para decirme, de igual manera sin ablandarse, algunas verdades sobre lo que ella observaba en mí; ella me impartió algo del tough love al que se refieren los gringos cuando se ven obligados a plantear las cosas sinceramente, tal como son y sin suavizarlas, a otra persona, incluso cuando existe el riesgo de herirla*.

En una de tales conversaciones, la gringa me hizo una observación que, sin exagerar, cambió el rumbo de mi vida:
No me parece que tengas un deseo ardiente por atender pacientes, y eso no me parece mal, ya que, como terapeuta físico, uno puede dedicarse a otras cosas, valiosas también. La pregunta es, entonces, ¿Qué es lo que tú realmente quieres hacer?
A pesar de las pistas y señales que existían pero que jamás vi, pero que eran tan obvias que incluso alguien que apenas me conocía pudo notarlas, nunca antes había considerado con el detenimiento suficiente que, efectivamente, no me muero de ganas por atender pacientes, ni tampoco había pensado que, aún cuando eso fuera así, yo todavía podría hacer algo bueno por otras personas.

En ocasiones anteriores en este blog he dicho que mi involucramiento con la terapia física no se originó precisamente de un interés por la profesión en sí misma, sino por una curiosidad que nació en mí en torno a la estructura y funcionamiento del cuerpo humano, curiosidad que pensé yo satisfaría en gran medida en las aulas de la carrera de fisioterapia, un anhelo que ahora entiendo fue demasiado optimista e inocente. En ese sentido, actualmente me queda clarísimo por qué nunca me llamaron la atención las técnicas y métodos de la terapia física al mismo nivel que lo hacía la mera mención de las palabras "biomecánica" o (más recientemente) "comportamiento motor". Considero que el cuerpo humano es la más extraordinaria máquina que existe, y me emociona estudiarla desde esta perspectiva. Por lo visto, es imposible desprenderme de mi visión de ingeniería.

Como terapeuta físico, me sentiría como un soldado que, sin adiestramiento físico, mental, táctico o instrumental suficiente, se apresta para ir a la guerra, y que por esos motivos su destino inevitable es perecer prematuramente sin dar mayor lucha. Por otro lado, como alguien interesado en el cuerpo humano como una fabulosa y maravillosa máquina, me siento más ansioso, deseoso, interesado e inspirado, y pienso que puedo aportar en mayor grado para el beneficio de otros. Considero que los temas presentados en este blog en el último tiempo son evidencia de este cambio de orientación.

Teniendo en cuenta esto, no me queda otra opción que reformular este blog, algo que tendrá lugar próximamente.

(* Aclararé que nunca me sentí atacado ni ofendido por las expresiones de mi amiga; al contrario, me sentí liberado por muchas de ellas.)

jueves, octubre 20, 2011

Señales de vida

El día de hoy recibí un mensaje de una lectora, en el cual ella me preguntaba por qué no he escrito en este blog en tanto tiempo. Inspirado por ese mensaje (¡muchas gracias!), pensé que sería buena idea reportarme con mis apreciados seguidores.

Las últimas semanas han sido parte de esas épocas terribles en las que estoy lleno de trabajo, luchando contra el tiempo y esmerándome por que las cosas a mi cargo funcionen de la mejor forma posible. Después de haber superado algunos inconvenientes, de haber experimentado frustración con el lento progreso de varios asuntos, y sin estar totalmente satisfecho con los resultados de mi trabajo, tengo algo de tiempo para mí, el cual dedicaré a escribir en este espacio.

La verdad es que no he tenido ni el tiempo ni --no voy a mentir-- el ánimo para enterarme de algo nuevo acerca del movimiento humano; por esta razón, no he tenido a la mano cosas nuevas que pueda compartir con ustedes ni me han venido a la mente ideas sobre qué les pudiera parecer interesante. Al mismo tiempo, se siguen acumulando, una sobre otra, las cosas que quisiera leer, ver y aprender sobre el movimiento del ser humano, un tópico que me sigue intrigando y fascinando.

Debido a mis obligaciones actuales y a actividades en las que me quiero introducir próximamente por iniciativa propia (todas desligadas de la terapia física), en esta ocasión no realizaré promesas sobre la frecuencia con la que escribiré en este espacio, como lo he hecho en épocas similares. Sin embargo, procuraré escribir aquí con cierta regularidad, esperando, como siempre, que mis lectores puedan sacar provecho de lo presentado. A la vez que les agradezco por su apoyo, les animo a que me escriban, para darle algo de vida a este blog.

viernes, agosto 26, 2011

Nos estamos perdiendo los últimos 50 años de evolución de la terapia física

La historia y la evolución de la profesión de la terapia física en los países desarrollados actualmente ubica a esta profesión en una era en la que ha dejado de ser un emprendimiento empírico para empezar a transformarse, paulatinamente, en una ciencia aplicada. Es decir, la terapia física en los países desarrollados actualmente se sitúa en una época en la que la ciencia y la investigación se están empleando, de una forma cada vez más rigurosa, para comprender más acerca del cuerpo humano, y para idear y emplear intervenciones que aprovechen ese conocimiento teórico y práctico. Como una señal de esto, es cada vez más frecuente encontrar, en esas regiones del mundo, a profesionales de la terapia física con títulos académicos avanzados como el doctorado académico* (Ph. D.).

En el Ecuador, la terapia física continúa en una era previa, aquella del conocimiento empírico y de la tradición; de hecho, en esencia se podría equiparar la práctica actual de la terapia física con la artesanía, por el hecho de que el conocimiento, obtenido de forma ancestral mediante la experiencia y el criterio personal individual, se transmite de generación a generación, del venerado "maestro artesano" al dependiente "aprendiz", sin mucha consideración del conocimiento moderno obtenido mediante la investigación científica. En el caso más grave de atraso que yo haya constatado personalmente, desfase que frecuentemente supera los 50 años, se nos solicitaba estudiar un texto cuyas referencias bibliográficas no eran más recientes que 1955, en el cual una parte nuclear de la exposición estaba sustentada en conocimiento publicado en 1911**.

La ciencia de la biomecánica, la cual en mi opinión es uno de los pilares de la terapia física moderna, es una ciencia joven, que surgió formalmente en la década de 1970. Es decir que nuestro atraso de 40 o 50 años implica que recién nos estamos enterando de la biomecánica en nuestro país; esto es precisamente lo que se puede evidenciar con su reciente inclusión, como una materia con peso propio, en los programas de terapia física. En peor situación están la fisiología del ejercicio y el comportamiento motor, otros dos pilares de esta profesión, que aún no se incluyen como tales en casi ningún programa de estudio de terapia física en este país***. En el caso particular del comportamiento motor, los descubrimientos efectuados en décadas recientes obligarían a todo profesional a buscar y explorar alternativas más sintonizadas con el conocimiento actual que las técnicas que se utilizan desde hace cincuenta años como si fueran "lo último"; lo curioso es que incluso esas técnicas (como Bobath y FNP) se han replanteando y modernizando con el paso de los años, pero pocos conocen esos cambios o los aplican, como expliqué anteriormente en este blog.

Afortunadamente, con la ayuda del Internet, que es una herramienta que está ampliamente difundida desde hace por lo menos 10 años en nuestro país, el mismo conocimiento que utilizan los estudiantes y profesionales de países y regiones científicamente desarrollados, como E.U.A., Canadá, Europa y Australia, ahora está disponible para cualquier persona que quiera aprovecharlo, en casi cualquier parte del mundo (en Latinoamérica estamos en una posición favorable en este sentido, ya que no es difícil realizar pedidos internacionales; basta una tarjeta de crédito y un poco de paciencia con el cartero). Por este hecho, pienso que ya no hay pretextos: ya no se puede aludir que nuestro atraso se debe a que no tenemos acceso a la información; en realidad, escapar de nuestro atraso de 40 o 50 años es ahora únicamente una cuestión de compromiso y voluntad personales.

(* En E.U.A., como hemos dicho antes, el terapeuta físico ahora empieza su práctica profesional con el doctorado clínico [DPT], lo que involucra, en total, siete años de estudios, como se explica en esta entrada.)
(** ¿O era 1914? ¿O 1917? Para los propósitos de esta entrada, evidentemente da lo mismo. Personalmente, me llama la atención saber que aún haya gente que cree que no ha pasado nada nuevo en los últimos cien años.)
(*** Hay una sola excepción, hasta donde yo sé.)

sábado, agosto 13, 2011

Comentario sobre el libro de control motor y aprendizaje motor de Schmidt y Lee

Un buen número de las entradas más recientes en este blog han presentado temas relacionados con el comportamiento motor, y para redactar prácticamente todas ellas he consultado el libro Motor Control and Learning: A Behavioral Emphasis (5ta. ed., 2011) de Richard Schmidt y Timothy Lee, ya sea como la única fuente o como parte de un conjunto de fuentes. Dada su utilidad, hoy quiero tomarme el tiempo de hacer un comentario sobre ese libro.

Aunque hasta el momento he leído únicamente tres cuartos del libro de Schmidt y Lee, francamente no pienso que el resto de la obra modifique mi apreciación sobre ella. Empezaré por decir que estoy absolutamente impresionado por este libro. Antes de comprarla, yo sabía que esta obra es considerada un clásico en el campo del comportamiento motor (no por nada está ya en su quinta edición) y que Richard Schmidt es visto como una figura muy importante en ese campo; ahora entiendo plenamente los motivos para estas dos apreciaciones.

En el caso particular del libro, he podido constatar directamente, posiblemente más que en cualquier otro libro que yo haya leído sobre cualquier tema, la forma en la que se ha empleado la investigación científica para entender cómo funciona el cuerpo humano; en este caso, para elucidar cómo el ser humano controla su movimiento y aprende a moverse. Párrafo tras párrafo, Schmidt y Lee discuten los estudios que se han realizado y publicado, durante los últimos 130 años en diferentes partes del mundo, en torno a cada aspecto y detalle que tiene que ver con el control y aprendizaje del movimiento humano, analizando, comparando y contrastando los estudios, mencionando los méritos y defectos de cada uno, y juntando todas las piezas disponibles para llegar a una conclusión que refleja el conocimiento científico actual sobre el tema. No sorprende, entonces, que en esta obra de 590 páginas y 14 capítulos, cerca de 60 páginas al final del libro (más o menos 10% del total) estén dedicadas a la enumeración de aproximadamente 2000 referencias (es decir, 140 por capítulo, en promedio).

Hay que destacar también la relevancia de la información presentada y la claridad con la que se presenta. En múltiples ocasiones, al leer un párrafo o sección he podido imaginar o visualizar la aplicación que tendría lo expuesto en algún campo relacionado con el movimiento humano (por ejemplo, el deporte o la ergonomía), solo para descubrir que el libro confirmaba mis sospechas a párrafo seguido. Al mismo tiempo, aunque es cierto que con tanta minuciosidad la lectura a veces puede ser un poco densa, los autores hacen el mejor esfuerzo por exponer la información de una forma progresiva y digerible para el lector, sin requerir que éste tenga conocimientos avanzados sobre el movimiento humano. Y, finalmente, debo decir que los múltiples estudios mencionados en el libro me han dejado asombrado, como nunca, por el ingenio y la creatividad de los investigadores para idear experimentos que den pistas sobre tal o cual característica del movimiento humano. Mientras leía el libro, ¡inclusive a mí se me ocurrían otros experimentos!

Este libro sobre control motor y aprendizaje motor es apropiado para ti si tienes un interés científico por el movimiento humano y quieres enterarte de cada detalle del mismo; en este sentido, este libro es ideal si estudias kinesiología (como la conciben en Norteamérica, claro está). Sin embargo, no esperes una cobertura de la neuroanatomía, la neurofisiología o de la patología; si te interesa esto último, y también una cobertura de aplicaciones específicas del control motor en la terapia física, el libro de Shumway-Cook y Woollacottpuede ser un fabuloso complemento. Evidentemente, si te interesa un libro sobre el desarrollo motor, tendrás que explorar otra gama de recursos, entre los cuales este libro de Haywood y Gretchenpuede ser una buena opción.

En esta página del sitio web de Human Kinetics encuentras la descripción del libro de Schmidt y Lee (incluyendo su tabla de contenidos); mediante esa página puedes adquirir a un buen precio la versión digital del libro (acá explico en qué consiste esto). Por otro lado, en Amazon.comencuentras el mejor precio para la versión impresa.

sábado, agosto 06, 2011

Belleza en la complejidad, en la música y en la terapia física (La terapia física y yo, Parte II)

(Nota: Esta entrada pertenece a la serie La terapia física y yo.)

La música ha sido siempre una parte muy importante de mi vida; se podría decir que ella ha influenciado mi personalidad y mis preferencias en más de un aspecto. En ese sentido, una de las primeras preguntas que hago a una persona a la que quiero conocer mejor es, "¿Qué música te gusta?".

Yo entiendo que los motivos por los cuales una persona prefiere cierto tipo de música en determinada circunstancia son variados y variables: En un momento, una persona puede disfrutar una canción por su letra o su sentimiento; en otro instante, puede entretenerse con otra por su energía o su ritmo, mientras que en otra ocasión puede identificarse con una diferente debido a su popularidad. También comprendo que el gusto musical de una persona está influenciado, entre otros, por aspectos sociales, culturales, históricos y etarios. En lo que me concierne, yo aprecio un tipo de música que muchos considerarían demasiado intenso, complejo o, incluso, desquiciante.

Digamos que --a pesar de que mi conocimiento sobre teoría musical es realmente rudimentario-- yo valoro algo muy particular en la música que escucho, cierta cualidad que no encuentro en otros tipos de música. Si se tomaran el tiempo para analizar la música que yo disfruto, pienso que las personas posiblemente descubrirían que, entre tanto ajetreo instrumental y vocal, habilidosos, estudiosos y desafiantes músicos, de forma individual y colectiva, han concebido y ejecutado meticulosamente cada una de sus partes. No exagero al decir que es probable que en una sola canción, estos artistas demuestren más conocimiento y destreza musicales que lo que hacen otros compositores e intérpretes --más populares entre la gente-- en toda su carrera; es muy posible que, sin importar cuántas veces escuches su música, siempre encuentres un nuevo e impresionante detalle.

Y lo interesante sobre esto es que no se trata meramente de una exhibición egocentrista de talento; en realidad uno puede palpar la dedicación, emoción, sentimiento y pasión que estos artistas imprimen en su música y que desean comunicar a sus co-intérpretes y al oyente interesado. Aunque no se puede negar que música muy sencilla pueda ser también muy impactante y hermosa, en lo personal, yo disfruto en mayor medida de música más elaborada, y encuentro belleza en esa complejidad.

Ahora entiendo que yo busco lo mismo en la terapia física. En la terapia física, algunas personas buscan una práctica sencilla guidada por el amor al paciente, en la cual todo indicio de complejidad es visto como superfluo o artificial. Sin embargo, como me sucede con la música, yo prefiero la curiosidad, la novedad, la complejidad y el desafío, y encuentro mi motivación en ello. Sin esto, la terapia física francamente no tiene sentido para mí.

sábado, julio 30, 2011

Animales mojados y análisis de movimiento (¡Estos gringos ya no saben qué inventar! - Episodio XXI)

¿Alguna vez te imaginaste que hubiera gente que se ha tomado el trabajo de analizar el movimiento de los animales cuando quieren sacudir el agua que ha humedecido su piel y su pelo? Pues, como verás en el siguiente vídeo, un grupo de investigadores efectivamente lo ha hecho.

Para que el agua adherida a su piel y su pelo pueda ser desprendida de éstos con el objetivo de secarlos, el animal debe imprimir por lo menos una determinada velocidad a sus segmentos corporales, principalmente su cabeza y tronco. Esta velocidad exitosa está representada por la frecuencia de la sacudida que emplea el animal, la cual, según descubrió el estudio mencionado en el vídeo, depende del radio (es decir, de la dimensión) de sus segmentos corporales. Así, los animales grandes, como los osos, necesitan sacudirse con una frecuencia (relativamente lenta) de 4Hz, mientras que los animales pequeños, como los ratones, necesitan hacerlo con una frecuencia que se aproxima a los 30Hz (es decir, de forma mucho más rápida).

En el vídeo se explica el proceso que los investigadores llevaron a cabo para llegar a estas conclusiones, y se mencionan otros factores que tuvieron influencia en los resultados. Chequéalo.

martes, julio 26, 2011

Cada día constituye una lección de humildad (La terapia física y yo, Parte I)

(Nota: Esta entrada pertenece a la serie La terapia física y yo.)

Mi postura acerca de lo que sé siempre ha sido la misma: mi ignorancia sobre el cuerpo humano y su movimiento es palpable, y necesito y aspiro saber muchísimo más. Sin embargo, mi amplia curiosidad y mi incesante búsqueda de respuestas han sido mal interpretadas por algunas personas, quienes se han considerado desafiadas y desprestigiadas, o hasta amenazadas e insultadas, por lo que he planteado en algún momento, y que --en ausencia de verdaderos argumentos que contrarresten lo que se dice, en lugar de atacar a quien lo dice-- mantienen y diseminan su opinión de que soy un sabelotodo y que me creo mucho.

En contraste con lo que aquellas personas puedan pensar, la pura verdad es que cada día que pasa constituye una lección de humildad para mí. El conocer y conversar con la profesional extranjera ha sido la oportunidad más reciente y próxima de constatar todo lo que no sé, y del nivel de conocimiento y destrezas que se espera de un terapeuta físico competente, responsable y comprometido. De igual forma, no pasa un día en el que no me maraville con el conocimiento y destrezas acumulados por otros: desde aquellos plasmados en los comentarios que recibo en respuesta a las entradas en este blog (emitidos por estudiantes y profesionales de diferentes nacionalidades), hasta aquellos planteados en la información que encuentro diariamente en los libros, en Internet y en otros recursos, de forma deliberada o incluso por simple casualidad.

Al mismo tiempo que --lamentablemente-- no tengo un mentor en la vida real, y que soy muy selectivo en cuanto a qué y de quién quiero aprender, sí he identificado a un montón de gente (científicos, clínicos y profesionales de la terapia física, la medicina, la kinesiología y el entrenamiento deportivo de diferentes regiones del mundo), de quien aspiro captar todo lo que sea posible acerca del movimiento humano, su optimización y su recuperación. Ante estas personas, la única postura que puedo asumir es aquella de humildad y gratitud. Justamente por este motivo es que me sorprende la actitud de quienes se cierran a todo lo ajeno, convencidos por la certeza y la fe que tienen en su experiencia y su conocimiento individuales (los cuales son, ineludiblemente, limitadas, sin importar cuántos años tengan de experiencia). En realidad, son estas personas las que se creen mucho y que requieren, urgentemente, una buena dosis de humildad.

sábado, julio 23, 2011

AscenDance Project: Escalada y danza

Siempre he tenido mucha admiración por las personas que practican el deporte de la escalada, ya sea en un ambiente natural (por ejemplo, la montaña) o en el rocódromo. Después de ver en televisión un show del grupo artístico AscenDance Project, que combinaba la escalada con una rutina de baile, gimnasia y actuación (en ocasiones, sincronizadas), esa admiración llegó a niveles sobrecogedores. Cómo las personas pueden llegar a tener tal control de sus cuerpos (y mentes) es algo que siempre me maravilla.

Hoy te presento dos vídeos de las impresionantes rutinas de AscenDance Project. En su canal de YouTube encontrarás muchos más.



lunes, julio 18, 2011

La terapia física y yo (Introducción)

Recientemente he tenido la fortuna de poder conversar personalmente con una profesional formada en un país de otra región del mundo, que tiene estudios avanzados en terapia física y ramas afines, varios años de ejercicio profesional, y una perspectiva muy diferente de muchísimas cosas (¡sabes quién eres, querida amiga, y te agradezco inmensamente por tus opiniones y tu tiempo!). Estas conversaciones han constituido una oportunidad, ciertamente aplazada, de analizar profundamente mi percepción de la profesión de la terapia física y mi relación con ella, de reconocer mis preferencias y potencialidades, y de enfrentar mis miedos y dudas.

¿Por qué estudié terapia física? ¿En qué grado me involucraré con ella, teniendo ya otra profesión? ¿Cómo imagino mi futuro? ¿Tengo lo necesario para ser un terapeuta físico competente o incluso algo más? ¿Qué consideración y aprecio tengo por la profesión de la terapia física? ¿Debería seguir empeñándome o, mejor, dirigirme en un sentido más sintonizado con mis inclinaciones y preferencias? ¿Qué tan satisfecho me siento con la educación que he recibido y con el esfuerzo que he hecho por cuenta propia? Todas estas son inquietudes que siempre he tenido y que he manifestado en cierta extensión únicamente a mis allegados más íntimos, pero que se volvieron más vivas, relevantes e intensas durante la reciente discusión con la profesional extranjera*. Ella, de alguna forma, supo llegar al corazón de estos asuntos y, con una sinceridad avallasadora, consiguió clarificar mis pensamientos y develar otras cosas que ni yo me imaginaba que eran inciertas**.

Los lectores de este blog sin duda habrán encontrado pistas de mi postura en torno a la forma en la que he visto que se practica la terapia física, y mis profesores y compañeros con seguridad habrán notado mis sentimientos y actitudes en relación con la profesión en sí misma. En este punto, he llegado a un punto decisivo en mi vida, en la que debo definir por qué camino ir, tomarlo y no mirar atrás.

En diferentes entradas, compartiré contigo lo que he estado pensando últimamente, como producto de mis conversaciones con la terapeuta física extranjera. Agradecería tus opiniones al respecto.

(* Nótese que digo extranjera, y no extraña. Nuevamente, ¡muchas gracias por honrarme con tu amistad!)
(** Talvez mi amiga deba considerar otro título más, pero esta vez en el campo de la psicología. Las conversaciones en torno a esto han sido casi una terapia psicológica para mí.)

sábado, julio 09, 2011

¿Carcajadas para abdominales más definidos?

Es sorprendente la frecuencia con la que uno se topa --en los medios impresos, en la televisión y en Internet-- con propagandas y anuncios de métodos, programas, productos (lociones, polvos, pastillas), máquinas y "secretos" de ejercicio que prometen al consumidor fiel la obtención de un abdomen plano y firme, tan codiciado actualmente por motivos culturales y sociales.

Entre todos estos productos y servicios, los que tienen cierto grado de sustento fisiológico, metabólico y biomecánico --que son los que, como estudiantes y profesionales, deberíamos acoger-- son pocos, y por lo general no buscan el aspecto estético como resultado primordial, sino que se orientan a la prevención de lesiones y la protección de la salud; al mismo tiempo, son aquellos que requieren el mayor grado de trabajo, disciplina y consistencia de parte de la persona. Por otro lado, la mayoría de los productos y servicios, muchos de los cuales prometen resultados fabulosos en poco tiempo y con poco esfuerzo, podrían clasificarse como fraudulentos, peligrosos (por ahí se comercializan máquinas que deberían considerarse como dispositivos generadores de hernias discales) y hasta ridículos. Dime en qué categoría clasificarías al método promocionado en el siguiente vídeo (yo me inclino por la última alternativa):

domingo, junio 26, 2011

Capítulo introductorio sobre la marcha

La marcha es el movimiento humano más estudiado. Una infinidad de investigaciones se han realizado sobre la marcha, y una gran cantidad de libros se han escrito sobre el tema, desde diferentes perspectivas: la neurología, la pediatría, la terapia física, el comportamiento motor, la biomecánica y la ingeniería, entre otras, con variados niveles de profundidad y complejidad. En este sentido, si tienes interés por la marcha, tienes bastante material de dónde escoger.

Sin embargo, el capítulo Gait, cuyos autores son Sandra Olney y Janice Eng, y que pertenece al libro Joint Structure and Function: A Comprehensive Analysis(Pamela Levangie, Cynthia Norkin; 5ta. ed., 2011), es posiblemente la introducción más completa que yo haya visto sobre la marcha, desde el punto de vista de la terapia física; mediante este enlace puedes descargar este capítulo en formato PDF (tienes que avanzar hasta la página 23 del archivo para llegar a la primera página del capítulo). Aparte de la información que uno esperaría encontrar en cualquier recurso sobre la marcha, como son las fases y eventos de la marcha, y sus parámetros de espacio y tiempo, en sus 40 páginas el capítulo presenta información muy relevante sobre la cinemática y cinética de la marcha, los ángulos, momentos, potencias, energías y actividad muscular de cada articulación de las extremidades inferiores en los diferentes planos de movimiento, y las fuerzas de reacción y los centros y distribución de la presión. El capítulo también habla de la participación del tronco y de las extremidades superiores en la marcha, de las diferencias entre la marcha en piso y la marcha en la caminadora, y de los efectos de la edad, del género y del empleo de dispositivos de asistencia y órtesis. Todo esto está acompañado por un gran número de figuras, gráficos y tablas que describen, amplían y aclaran los conceptos, y recuadros de texto que describen casos clínicos y aplicaciones concretas en la rehabilitación física.

Por lo pronto, chequea este capítulo sobre la marcha. Si te interesa el libro completo (el cual, por cierto, es excelente), puedes encontrar más información sobre él en el sitio web de la publicadora, F.A. Davis.

martes, junio 21, 2011

Terapia con movimiento inducido por constreñimientos, y el fomento de lo nuevo

A pesar de que yo no conozco mucho sobre la rehabilitación neurológica, ni tengo el mismo nivel de interés en esta rama de la rehabilitación física que sí tengo en otras, en varios libros modernos relacionados con la terapia física que yo he leído (que, por lo general, han sido publicados en los últimos cinco años), he encontrado referencias a una intervención de rehabilitación neurológica conocida como terapia con movimiento inducido por constreñimientos (TMIC; también conocida como terapia con movimiento inducido por restricciones [TMIR] o, en inglés, constraint-induced movement therapy [CIMT]). En absolutamente todas estas referencias de la TMIC, hayan sido breves o extendidas, he constatado que se la califica como una terapia nueva y prometedora para la recuperación de la función motriz en las personas afectadas por un accidente cerebro-vascular (ACV).

Al ser usada en pacientes que han tenido un ACV, la TMIC consiste en imponer un constreñimiento en el uso de las extremidades del lado del cuerpo menos afectado (el lado "bueno"), mediante el empleo, durante varias horas del día, de implementos como cabestrillos o guantes (cuando se desea restringir el uso la extremidad superior y/o la mano, por ejemplo), de tal forma que el paciente es forzado a utilizar las extremidades del lado más afectado por el ACV (el lado "malo") para llevar a cabo las actividades de la vida diaria. Los estudios efectuados en torno a la TMIC han demostrado resultados favorables y perdurables en la recuperación de la función motriz en pacientes que han tenido un ACV y esto por sí solo es, en mi opinión, motivo suficiente para despertar inmediatamente la curiosidad y el interés de los profesionales que atienden a estos pacientes (si este es tu caso, corre a investigar de qué se trata la TMIC).

Yo leí algo sobre la TMIC por primera vez hace unos pocos años. Sin saber mucho sobre el tema, pero armado con mi habitual curiosidad, me atreví a preguntarle a una profesora qué conocía sobre esta terapia y cuál era su opinión al respecto, con la esperanza de obtener un criterio balanceado de alguien que tiene experiencia en la rehabilitación neurológica. Mi percepción en ese momento fue que la profesora no estaba muy familiarizada con la TMIC, lo cual por sí mismo no representaba un problema; lo que sí me impresionó profundamente en esa ocasión fue la forma directa de la profesora para desechar inmediatamente su utilidad, con una simplísima exclamación (anclada en lo antiguo y cuya validez habría que cuestionar), reforzada por el sumiso asentimiento de los compañeros:
Esa terapia no tiene sentido desde el punto de vista de la lateralidad.
Punto. Ese fue el fin de la discusión. Yo no insistí.

Quisiera saber cómo una terapia nueva cuyos resultados han propiciado que profesionales e investigadores en diferentes partes del mundo la califiquen como prometedora, y cuyo empleo podría resultar muy beneficioso para los pacientes que han tenido un ACV, puede ser rechazada e invalidada de esa forma, sin mayor consideración, argumentación ni justificación. No puedo descartar que el hecho de que la mención de la TMIC haya provenido de mi boca tuviera cierto nivel de influencia en su rechazo instantáneo, pero aún así, esa fue claramente una reacción impropia para un docente universitario. Si un profesor, por cualquier motivo, no planea utilizar una u otra técnica en su práctica profesional particular (incluso cuando la técnica haya demostrado su utilidad), eso no impide concederle un tratamiento justo en el aula, fomentando (como siempre se predica en la educación superior) que los estudiantes desarrollen su curiosidad y su iniciativa propias. En la terapia física, ya es hora de que hagamos espacio para lo nuevo.

viernes, junio 17, 2011

Los eBooks de kinesiología de Human Kinetics

Yo soy el orgulloso dueño de un lector de libros electrónicos, el Sony Reader Daily Edition (PRS-950, segunda generación). Debido a este dispositivo, mi lectura de libros impresos se ha reducido al mínimo en el último tiempo; la conveniencia de tener una biblioteca digital en un aparato portátil es incomparable.

En la tienda de eBooks de Human Kinetics (HK) he adquirido cerca de veinte eBooks sobre diferentes temas relacionados con la kinesiología (biomecánica, comportamiento motor, fisiología muscular, ergonomía, entre otros). En el caso particular de HK, los eBooks son muy convenientes en cuestión de costo si se los compara con los libros impresos: el precio del eBook es apenas un poco más de la mitad (yo diría, un 55%) del precio nominal del libro impreso. Cuando combinas eso con el ocasional descuento por temporada (10, 20 o hasta 30%), los eBooks salen prácticamente regalados. Y dado que su distribución es electrónica, podrás descargar y leer los eBooks inmediatamente. Para realizar la compra, únicamente requieres una tarjeta de crédito internacional (HK está ubicado en Estados Unidos de América).

Los eBooks de HK son distribuidos mediante la plataforma Adobe Digital Editions, en forma de archivos PDF con Digital Rights Management (DRM). Lo que significa esto del DRM es que los eBooks que adquieras y descargues al disco duro de tu computadora estarán siempre asociados con una cuenta personal, y que por tanto son para tu uso exclusivo. Los eBooks de HK son virtualmente idénticos a los libros impresos, con la excepción de algunas ilustraciones o figuras que no son presentadas debido a prohibiciones relacionadas con la distribución electrónica.

Después de instalar Adobe Digital Editions en tu computadora (la cual debe tener sistema operativo Windows o Mac OS X), deberás completar el proceso de creación de una cuenta personal, utilizando tu dirección de e-mail y una contraseña. Esa misma cuenta es la que utilizarás para activar (es decir, registrar) otras computadoras o dispositivos a donde quieras copiar los eBooks para poder leerlos. Al momento, el número de activaciones se limita a seis computadoras y seis dispositivos móviles (un lector de libros electrónicos sería un ejemplo de estos últimos). Entiendo que si uno requiere más activaciones, o desactivar algún dispositivo, uno puede contactar a Adobe y efectuar la solicitud correspondiente. A pesar que de los eBooks de HK son archivos PDF (que es un formato muy difundido en todo el mundo), debido al DRM su lectura se limita a las computadoras y dispositivos con la plataforma Adobe Digital Editions; esto significa que no podrás abrir los eBooks de HK utilizando el popular Adobe Reader ni ningún otro programa equivalente que tengas en tu computadora, ni en dispositivos como el Amazon Kindle, que no tiene soporte para esa plataforma. Más sobre Adobe Digital Editions en esta página de preguntas frecuentes.

Algunas personas consideran que los eBooks con DRM no son convenientes, ya que la presencia del DRM implica que uno no posee el eBook en el sentido tradicional; por ejemplo, no es posible prestar un eBook a otra persona, a menos que compartas tus credenciales personales con ella (y gastes tu cuota de activaciones), y tampoco tienes la libertad de copiar los eBooks a diferentes dispositivos, a tu gusto y sin limitaciones. Otra limitación adicional es que, en ocasiones, la copia digital de texto o imágenes y/o la impresión a papel está totalmente bloqueada, o limitada en extensión o frecuencia. Sin embargo, hasta el momento nada de esto ha representado un problema para mí; por otro lado, los descuentos en los costos de los eBooks de HK en comparación con los libros impresos me han parecido muy favorables.

domingo, junio 12, 2011

¿Por qué no sientes las cosquillas que te haces a ti mismo?

Nunca me hubiera imaginado que la razón por la cual no sentimos cosquillas autoinducidas tiene que ver con el control motor, es decir, con la forma en la que planeamos y ejecutamos el movimiento de nuestro cuerpo. Al parecer, nuestro sistema nervioso es capaz de predecir los resultados de nuestras intenciones motrices, tanto en lo que se refiere al desenlace esperado de esas acciones como en lo que tiene que ver con las sensaciones que se recibirán en forma de retroalimentación (feedback); como veremos, esto último es justamente lo que entra en juego en el caso de las cosquillas.

Resulta que, según lo han planteado los investigadores del comportamiento motor, cuando iniciamos un movimiento de nuestro cuerpo, nuestro sistema nervioso también genera una predicción, expectativa o modelo de las consecuencias sensoriales que tendrá este movimiento. Por ejemplo, cuando uno se propone causarse cosquillas a uno mismo, e inicia un movimiento con ese fin, el sistema nervioso central anticipa las sensaciones que serán recibidas de los receptores cutáneos (a través del  sistema nervioso periférico) como consecuencia de ese movimiento. Posteriormente, cuando las sensaciones reales que uno tiene coinciden con aquellas sensaciones predichas, estas sensaciones se restan la una de la otra, en un fenómeno denominado atenuación de la retroalimentación (feedback attenuation), y así no sentimos cosquillas o las sentimos de forma leve. En contraste, cuando otra persona nos toca, el sistema nervioso no cuenta con esa predicción para la comparación con las sensaciones recibidas (ya que nosotros no somos los que generamos el movimiento), y por tanto sentimos cosquillas.

Los investigadores del comportamiento motor postulan que estos procesos de predicción y atenuación sensorial tienen el propósito de disminuir la información que el sistema nervioso tiene que procesar con cada movimiento. Si no contara con este mecanismo, el sistema nervioso tendría que estar continuamente pendiente de las sensaciones provocadas por nuestro movimiento, lo que constituiría un gran volumen de información a procesar.

Mediante el empleo más curioso que yo conozca que se haya hecho de un robot, un experimento demostró resultados interesantes. En ese experimento, un robot accionado por una persona estaba encargado de estimular una región sensible a cosquillas del cuerpo de esa misma persona (ten en mente que, como la persona es quien realizaba el movimiento para comandar al robot, su sistema nervioso podía anticipar las sensaciones que serían receptadas). Cuando el robot realizaba la estimulación inmediatamente después de ser accionado por el sujeto, éste último sentía cosquillas muy leves. Sin embargo, cuando se introducía un retraso entre el comando del sujeto y la acción del robot sobre su cuerpo, el nivel de cosquillas empezaba a incrementarse. Así, si el robot efectuaba la estimulación con un retardo de 100ms, los sujetos del estudio empezaban a sentir un mayor nivel de cosquillas, que no obstante continuaba siendo menor al nivel provocado externamente por otra persona. Con un retardo de 200ms o más, los sujetos sentían cosquillas en un nivel comparable a aquel que se percibiría con estimulación externa. Esto podría indicar que la predicción sensorial que genera el sistema nervioso para la comparación con las sensaciones reales tiene un tiempo de vida limitado, y que su finalidad es acompañar al movimiento; dentro de ese lapso, las cosquillas autogeneradas durante el experimento se atenuaban, y fuera de él, eran percibidas.

BIBLIOGRAFÍA

viernes, junio 10, 2011

Tres años, 400 entradas

En el mes de junio de 2008, hace justamentre tres años, publiqué mi primera entrada en este blog. Desde ese momento, he publicado 399 entradas más, es decir, aproximadamente 1 entrada cada 2.7 días. No está mal, ¿no te parece?

¿Qué ha cambiado en estos tres años, en lo personal? Mi curiosidad por el cuerpo humano ha crecido exponencialmente, sin duda alguna; recientemente tengo mucho apetito por el comportamiento motor. Lo siguiente en lo que quisiera introducirme es en el estudio de la fisiología general y de la fisiología del ejercicio.

¿Qué influencia ha tenido este blog en otras personas? Eso es algo que no puedo saber, pero que me interesaría averiguar de alguna forma.

¿Qué espero para el futuro, en lo personal? Encontrar formas de reforzar, combinar y consolidar lo que he estudiado para estar en la capacidad de aplicarlo en forma concreta. Por otro lado, planeo seguir alimentando a mi curiosidad: ¡que la novedad no se extinga!

Por lo pronto, agradezco mucho a mis lectores por acompañarme durante este tiempo. He disfrutado mucho con los intercambios que han emergido a raíz de lo expuesto en este espacio, con gente de varios países. Como una señal de mi aprecio por ustedes, a continuación otra entrada que tiene que ver con mi interés actual, que, como digo, es el comportamiento motor. Me parece un tema muy interesante: espero que también lo disfruten.

martes, junio 07, 2011

¿Te identificas como un profesional de la medicina, o no?

No hay duda de que la imagen y el rostro de la medicina es el médico: es decir, el "doctor" al que acude la gente cuando tiene algún problema de salud. Esa figura está tan presente en la mente de las personas que, en lo personal, me ha resultado muy difícil conseguir que la gente que me conoce recuerde que estudio fisioterapia, y no medicina (por ahí alguien pensaba que yo estudiaba fisiología). Por ejemplo, me he cruzado con profesores de la facultad de ingeniería donde me gradué que me reconocen como "el estudiante que se cambió de ingeniería a medicina"; me he reencontrado con amigos que me preguntan cómo van mis estudios de medicina; en un centro de práctica de fisioterapia me topé con una vecina que se sorprendió al saber que estudiantes de medicina hacían prácticas allí (según ella, yo era uno de ellos); y a diario me veo involucrado en situaciones en las que las personas se acercan a mí con preguntas que esperarían que alguien que estudia medicina sería capaz de responder.

Mi pregunta para ti en esta oportunidad, como estudiante o profesional de la terapia física, sería la siguiente: Ubicándote en las situaciones que describo hoy, ¿qué tan identificado o desafiliado, cómodo o incómodo, halagado o insultado, te sentirías con el hecho de que la gente crea que estudias medicina, y ni se acuerden de (o ni se imaginen) la existencia de la terapia física? Como parte de esto, ¿te gusta o te disgusta la imagen que tiene la medicina en la mente de la gente, y te consideras a ti mismo un profesional de la medicina a pesar de que no eres médico?

Te pregunto esto porque conozco a estudiantes y profesionales de la terapia física que no se sentirían muy orgullosos al decir que se desenvuelven en el campo de la "medicina" como se la concibe convencionalmente, y que reclaman una identidad fuerte e independiente para la terapia física, y un rol más definido y prominente para los terapeutas físicos dentro del equipo de salud y en la percepción del público. Algunos fisioterapeutas ven a la terapia física como una especie de puente que une lo "convencional" con lo "alternativo", como una profesión que, a diferencia de la medicina "convencional", se preocupa por la persona en su totalidad y no solo por su cuerpo (o sus partes); así, ven a la fisioterapia como una profesión de la salud en la cual tienen la oportunidad para explorar una variedad de conocimientos, tendencias, inclinaciones y filosofías, estén o no ligadas con la medicina "convencional".

Como le comenté a uno de mis profesores más estimados de terapia física en uno de los primeros semestres de la carrera, personalmente me gustaría que la terapia física fuera un poco más como la medicina, en el sentido de que sea considerada una aplicación de la ciencia al cuidado de la salud, basada en un estudio exhaustivo del cuerpo humano. De esta forma, como he dicho reiteradamente en este blog, me gustaría que en las aulas de terapia física el énfasis estuviera concentrado en las ciencias que estudian y explican el movimiento humano, viéndolas como un requisito absolutamente imprescindible para sustentar las intervenciones que se emplean con el objetivo de recuperarlo u optimizarlo.

No es un secreto que mi involucramiento con la terapia física no se inició precisamente de un interés por la profesión en sí misma, sino por la curiosidad que tenía (y conservo) acerca del organismo humano, en particular sobre cómo se mueve. En este sentido, el empleo que hace la medicina de la ciencia para entender el cuerpo humano, y para encontrar formas de aplicar la ciencia para contribuir a la salud y bienestar de las personas, es lo que me llamó la atención en primer lugar. Así, personalmente, me gustaría sentir y decir que soy un profesional de la "medicina", a pesar de que no soy médico.

¿Qué me dices tú?

sábado, junio 04, 2011

Con o sin manos, hablar por el celular mientras se conduce es riesgoso

En la mente de todos nosotros se ha arraigado la noción de que utilizar un teléfono celular "manos libres" es más seguro que hablar sosteniendo el teléfono con una mano. Sin embargo, los resultados de múltiples investigaciones indican que el mayor riesgo de accidentes que hay al conversar por teléfono mientras se conduce no se debe únicamente al hecho de que se tiene una mano ocupada por el celular, sino que el riesgo está relacionado con muchos otros factores, algunos de los cuales están vinculados estrechamente con procesos cognitivos como la atención. Dado que este es un tema muy relevante y "candente" en la actualidad, el libro Motor Control and Learning: A Behavioral Emphasis(Richard Schmidt, Timothy Lee; 5ta. ed., 2011) dedica cerca de tres páginas (122 a 124) a su tratamiento, citando las múltiples investigaciones que se han realizado sobre este asunto. Aquí haré un resumen, necesariamente incompleto, en unos pocos párrafos.

Independientemente de la interferencia que provoca en la tarea de conducción el tener ocupada una mano con el celular, el libro explica que el grado en el cual la conducción es afectada por una conversación telefónica depende de por lo menos estos tres factores: (1) el entorno de conducción, (2) las características del conductor y (3) la naturaleza de la conversación. De esta forma, la calidad de conducción mientras se habla por teléfono (que es una situación en la que se divide la atención para llevar a cabo dos tareas simultáneamente) disminuye con un mayor tránsito y con un entorno de conducción más complejo, con edades avanzadas de los conductores, y cuando se trata de conversaciones que requieren un mayor número de operaciones de razonamiento. Asimismo, las conversaciones por celular disminuyen la capacidad de percibir los cambios en el entorno visual, haciendo que sea más difícil, o hasta imposible (debido a un fenómeno denominado ceguera por inatención), percibir las señales de tránsito y la proximidad de peatones y otros vehículos.

Algunas personas, que se oponen a la legislación que prohíbe las conversaciones telefónicas mientras se conduce, argumentan que si el riesgo incrementado no se debe exclusivamente a que se ocupa una mano para sostener el teléfono, entonces conversar con los pasajeros representaría un riesgo idéntico que hablar por celular. Sin embargo, un estudio epidemiológico realizado en el 2007 sostiene que la probabilidad de accidentes se multiplicaba por un factor de 4.1 cuando se hablaba por celular, mientras que este factor se reducía a 1.6 cuando había un pasajero en el vehículo, y a 2,2 cuando había dos pasajeros. Otras investigaciones experimentales han encontrado evidencia de que las conversaciones con pasajeros son considerablemente menos riesgosas que las conversaciones por celular. Esto posiblemente se deba a que, cuando se habla con un pasajero, es posible ajustar o detener la conversación cuando la situación de conducción se vuelve más demandante, y también a que los pasajeros pueden aportar con señales de advertencia que beneficien a la seguridad de la conducción.

Los resultados de las investigaciones son claros: El simple hecho de hablar por el teléfono mientras se conduce, con o sin manos, incrementa severamente el riesgo de accidente. Talvez más sorprendente para todos nosotros resulte el hecho de que hay investigaciones cuyos resultados señalan que es más seguro hablar con el celular en la mano, dado que los conductores tienden a compensar la distracción que esto representa, por ejemplo, reduciendo la rapidez de conducción. Por otro lado, parecería que los conductores que conversan por celular con las manos libres de hecho se exponen a mayores riesgos, al dejarse llevar por la confianza errónea de que esta actividad no requiere tanta atención.

domingo, mayo 29, 2011

Para atajar, hay que anticipar

[Nota: Debido a un error de mi parte, un borrador muy temprano de esta entrada posiblemente llegó a los subscriptores que utilizan el feed de RSS. Lamento la confusión.]

En el fútbol, mi posición en un equipo definitivamente es en la defensa. En una disputa frente a frente con un atacante, siempre he procurado enfocar mi atención directamente en el balón, de tal forma que las maniobras corporales que el atacante efectúa con la finalidad de despistarme (a veces sin siquiera tocar el balón) no consigan distraerme de mi único objetivo: quitarle la pelota. En general, pienso que eso me ha traído buenos resultados, y puedo decir que en mis mejores épocas yo era un defensa bastante efectivo y limpio.

Por otro lado, tras leer un poco sobre el comportamiento motor humano ahora entiendo que para los arqueros que tienen en sus manos la misión de atajar un penal, la estrategia más efectiva es justamente la contraria: Más que centrar su atención en el balón, deben leer e interpretar los movimientos del cuerpo del adversario antes de que éste remate para poder anticipar y predecir hacia dónde se dirigirá el balón, y así iniciar el movimiento prematuramente en un intento por atajarlo.

Un arco de fútbol tiene 7.3m de ancho y 2.4m de alto. Los penales se cobran desde una distancia de 11m, y el balón recorre ese espacio en alrededor de 600ms, en promedio. En ese lapso (que se inicia con el impacto del balón), si no utiliza la anticipación el arquero debe realizar todo lo siguiente: (1) observar al balón, (2) tomar una decisión sobre a dónde dirigirse, y (3) planear y ejecutar el movimiento de su cuerpo. El hecho de que la fase (3) por sí sola requiere más de 500 milisegundos explica por qué, sin anticipación, es virtualmente imposible atajar un penal bien ejecutado, particularmente en el caso de los porteros novatos. Los arqueros experimentados, al anticipar el rumbo del balón e iniciar el movimiento antes de que el adversario remate, incrementan significativamente sus probabilidades de éxito: un arquero experimentado ataja más o menos uno de cada cuatro penales.

Se han hecho estudios que comparan los movimientos oculares de porteros novatos y experimentados, y se ha descubierto que, con la finalidad de anticipar y predecir el rumbo del balón antes del remate, y evitar ser víctimas de las engañosas "fintas", los arqueros experimentados en primer lugar observan el rostro del oponente para intentar descubrir sus auténticas intenciones basándose en la dirección de su mirada, y luego se enfocan en sus extremidades inferiores y en la relación de sus pies con el balón. Por otro lado, los arqueros novatos no utilizan una estrategia de observación consistente y tienden a enfocar su vista en el tronco del jugador.

En actividades motrices como ésta, hay que señalar que la anticipación, aparte de beneficios, también tiene costos: Con frecuencia se puede observar a arqueros que se lanzan prematuramente en una dirección totalmente opuesta a la que el balón finalmente tuvo. En relación con esto, los investigadores del comportamiento motor han planteado la existencia de un periodo refractario psicológico (PRP)*, que es un periodo transitorio durante el cual un movimiento planeado e iniciado ya no puede modificarse o cambiarse por otro; por este motivo, un arquero que ha anticipado el remate incorrectamente y que se dirige en un sentido ya no puede revertir su movimiento oportunamente**. En el fútbol, al igual que en otros deportes, los jugadores que quieren esquivar o engañar a otros toman ventaja de este fenómeno de PRP, y mediante "fintas" provocan una respuesta en el defensor en un sentido que no puede invertirse a tiempo para bloquear el movimiento que el atacante finalmente ejecuta, y así el atacante obtiene preciosos milisegundos de ventaja.

(* Este fenómeno es diferente al periodo refractario que se observa en la fisiología muscular inmediatamente después de una contracción, un periodo transitorio durante el cual una fibra muscular es insensible, y no responde, a los estímulos eléctricos que le son aplicados.)

(** A esto habría que aumentar, evidentemente, la inercia y otros factores físicos que dificultarían el cambio en la dirección del movimiento.)

BIBLIOGRAFÍA

viernes, mayo 27, 2011

Diferencia entre cadenas cinemáticas y cadenas cinéticas

En la literatura sobre biomecánica y análisis de movimiento se hace una distinción clara entre un análisis cinético y un análisis cinemático. En ese contexto, un análisis cinético es aquel que se realiza tomando en consideración y describiendo las fuerzas que participan en ese movimiento (como pueden ser la fuerza muscular, el peso del cuerpo o de los objetos que se manipulan, las fuerzas de reacción, la fricción, la resistencia del aire, entre otros). Por otro lado, el análisis cinemático es aquel que se concentra en describir el movimiento mediante parámetros de espacio o tiempo (desplazamiento, velocidad y aceleración, tanto lineales como angulares), sin consideración de las fuerzas involucradas.

Sin embargo, la distinción entre cinético y cinemático a veces no es tan clara cuando se habla de cadenas cinéticas y cadenas cinemáticas. A pesar de que la diferencia entre cinético y cinemático siempre me ha parecido bien delimitada en lo que se refiere al análisis del movimiento, ahora noto que en las ocasiones en las que he hablado sobre cadenas cinemáticas (mediante este enlace llegas a dos entradas al respecto), yo tampoco he hecho una diferenciación entre ellas de una forma consistente; me disculpo por esto. Para compensar, quiero presentar brevemente algunas definiciones.

Los autores brasileros Sérgio T. Fonseca, Thales R. Souza, Juliana M. Ocarino, Gabriela P. Gonçalves y Natália F. Bittencourt presentan definiciones que me parecen útiles en un par de libros que tengo en mi biblioteca. Me permito reproducir esas definiciones aquí.

En primer lugar, en la página 477 del libro Scientific Foundations and Principles of Practice in Musculoskeletal Rehabilitation(David Magee, James Zachazewski, William Quillen; 2007), los autores antes mencionados presentan estas definiciones concisas (el énfasis en cursiva lo puse yo):
  • Cadena cinética: Segmentos mecánicamente acoplados en los cuales las fuerzas que emergen de un segmento son transferidas a otros segmentos.
  • Cadena cinemática: Segmentos mecánicamente acoplados en los cuales el movimiento de un segmento puede resultar en el movimiento de otros segmentos.
Estas definiciones nuevamente enfatizan que lo cinético tiene que ver con las fuerzas; siendo más precisos, con la transferencia de las fuerzas de una parte del cuerpo a otras. En este sentido, es evidente que en las entradas anteriores de este blog yo tendría que haber hablado exclusivamente de cadenas cinemáticas, ya que hablaba de la independencia o interdependencia del movimiento de una articulación en relación con el de otras. Me falta, por tanto, proporcionar un poco más de información sobre las cadenas cinéticas, por lo cual a continuación cito lo que los autores brasileros dicen sobre ellas en la página 287 del libro Athletic and Sport Issues in Musculoskeletal Rehabilitation(David Magee, Robert Manske, James Zachazewski, William Quillen; 2010):
Mientras un jugador [de fútbol] realiza cualquiera de estas tareas [se refiere a los componentes del deporte, como correr, saltar, cabecear, colisionar con otros jugadores, etc.], todo su cuerpo es sometido a fuerzas internas y externas que tienen que ser disipadas o transferidas apropiadamente para mejorar el rendimiento o para proteger a los diferentes tejidos biológicos de las lesiones. El involucramiento de todo el cuerpo en el proceso de enfrentarse con las fuerzas internas y externas durante la ejecución de cualquier actividad define a la cadena cinética. Por lo tanto, incluso cuando se describe un único componente de un deporte, como la patada [en el fútbol], la contribución de toda la cadena cinética a la ejecución de la tarea debe ser considerada.
Espero que ahora quede más claro a qué nos referimos con cinético y cinemático en todos los contextos.

miércoles, mayo 25, 2011

Urgente: se requiere una gran dosis de teoría

Desde que tomé mi primera clase de terapia física, hace más de cinco años, pero principalmente desde que arranqué con este blog, hace casi tres, mi opinión personal ha sido que los terapeutas físicos deben restarle tiempo a la aplicación de pomadas "calientes", masajes y ultrasonido, y dedicarlo en su lugar al estudio de la "teoría" de la terapia física. Es decir, mi opinión es que la nueva generación de terapeutas físicos debe reorientar totalmente su formación y su labor, de tal forma que el hacer lo que visto o lo que me han dicho pierda su sitio definitivamente ante el evaluar y pensar por qué hago lo que hago en primer lugar; para lograr esto, considero que la terapia física debe utilizar a la teoría como su asiento. En otras palabras, la terapia física, desde mi punto de vista, debe iniciar su migración --hasta hoy postergada pero absolutamente necesaria-- de lo técnico a lo profesional, y la teoría es la nave que debe abordar para llegar a su destino.

No han faltado comentarios verbales y escritos que me cuestionan y me critican por mi concentrado empeño en la teoría. Sin embargo, nadie ha conseguido, hasta hoy, lograr que yo cambie de parecer: se requiere una gran dosis de teoría para revitalizar y rejuvenecer a la terapia física. ¿Cómo es que, al parecer, casi nadie ha considerado este tratamiento?

Así como un vehículo cuyo volante está trabado en un solo sentido requiere un fuerte giro en el sentido contrario para centrarse, o una balanza inclinada totalmente hacia un lado necesita un gran contrapeso para nivelarse, mi marcado énfasis en la teoría busca alterar el rumbo que se ha mantenido durante décadas en la práctica de la terapia física en nuestro país, práctica que ha estado basada casi enteramente en el criterio personal y frecuentemente desvinculada de la ciencia y la evidencia, una labor que aún tiene más similitudes con una artesanía que con una ciencia aplicada. Con este objetivo en mente, es claro que un leve empujón (un pequeño giro, un liviano contrapeso) no lograría absolutamente nada.

He exprimido mi cerebro intentando encontrar el sentido de lo que se hace en la terapia física, pero no lo he conseguido; cómo las cosas han permanecido inalteradas por décadas incluso ante la emergencia de toneladas de información nueva que nos urge a reconsiderar lo que hacemos, continúa siendo desconcertante para mí. Simultáneamente, buscar el fundamento que siento que hace falta a esta profesión me significa diariamente un gran y --generalmente-- solitario esfuerzo, y la verdad es que aún estoy muy lejos de donde quiero estar. Sin embargo, la alternativa, seguir la corriente, representa una posibilidad que, aunque muy seductora, cómoda y fácil, sería una gran traición para conmigo mismo (y para la gente a la que pretendo algún día servir). La teoría es la boya que me mantiene a flote al ir contracorriente.

¿Alguien por ahí comparte mis sentimientos sobre esto?